Atravesado por el río Po, el parque Valentino es uno de los lugares más frecuentados por los turistas y no es difícil creerlo si se ha tenido la suerte de visitarlo al menos una vez en la vida.
En realidad, el origen de su nombre es bastante incierto: lo más probable es que se remonte a la época romana y se atribuya a la presencia de una antiquísima capilla dedicada a San Valentín (sí, el mismísimo santo del 14 de febrero, el que los enamorados conocen y celebran).
El Castillo Valentino, por su parte, fue construido entre 1630 y 1660, por Carlo y Amedeo Castellamonte, y más tarde se convirtió en la residencia de verano de la familia Saboya.
El parque Valentino de Turín es uno de los lugares más frecuentados por los turistas. El origen de su nombre es incierto: lo más probable es que se remonte a la época romana y se atribuya a la presencia de una capilla muy antigua dedicada a San Valentín, el santo que los enamorados celebran el 14 de febrero.
En su interior hay también una villa medieval, construida para la Exposición General Italiana de 1884, que hoy se utiliza sobre todo para exposiciones y eventos culturales y artísticos. Pero el parque Valentino es mucho, mucho más: es un paseo a orillas del Po, son mil rincones verdes en los que refugiarse, son estanques y riachuelos cerca de los que encandilarse, son flores, plantas y animales...
El parque Valentino está lleno de bellas instalaciones. Muchas de ellas están protagonizadas por un gatito.
Aquí la instalación de un pescador dormido en el banco... mientras un gatito le roba el pescado recién pescado.
Y aquí está una de las instalaciones más famosas, las farolas enamoradas sentadas en un banco.